Día 3: Coincidencias
Dios nos habla a través de coincidencias. Decía Einstein que «la coincidencia es la manera que tiene Dios de permanecer anónimo». Cuando los acontecimientos parecen tener algún tipo de conexión, sin que, en apariencia, exista algún plan o proyecto, se trata de una coincidencia. Ésta es una de las manifestaciones más reconocibles de que Dios está actuando en forma invisible.
Lo que nos parece una casualidad, en realidad está supervisado por un Dios soberano que conoce el número de cabellos de cada cabeza. Jesús dijo que ni siquiera un gorrión cae en el suelo sin que Dios se dé cuenta. Cuando Dios quiere hablarte puede hacerlo incluso a través de situaciones que lucen accidentales o no planeadas pues su poder se lo permite.
2 de Reyes 8 narra la historia de La Sunamita, Dios le había hecho el milagro a través del profeta Eliseo de revivir a su hijo fallecido. Pero ella tuvo que dejar su tierra para huir de una época de sequía que azotaba al país. Al volver, quiso recuperar sus bienes por lo que fue ante el rey para implorar su ayuda, y justo en el momento en que ella llegó, estaba Giezi, ayudante del profeta Eliseo contándole al rey la historia del milagro que Dios hizo al hijo de la Sunamita. Al poder conocerla en persona el rey se maravilló y le entregó sus tierras y todo lo que había abandonado al huir.
¿Casualidad? En el preciso momento que la mencionaban ella aparece, en el momento y hora indicada, esta coincidencia le abrió las puertas para ser bendecida y recuperar lo que había perdido.
Solo Dios puede hacer que algo encaje de manera perfecta, en el momento perfecto para que actúe a tu favor. Y aunque estas coincidencias a nosotros nos parezcan inesperadas y sorpresivas no significa que lo sean para Dios, pues es una forma que tiene para responderte.
Para Dios, no hay acontecimientos sin importancia, Él está en lo grande y en lo pequeño. La Biblia dice que los propósitos de Dios prevalecerán y que Él está en control incluso del evento más aleatorio. Proverbios 16:33 dice: “La suerte se echa en el regazo; mas del Señor es la decisión de ella”. Lo que luce como algo insignificante puede ser, de hecho, el resultado del poder de Dios obrando a nuestro favor para cumplir Su voluntad en nuestras vidas.