Practica el camino

La oración es mucho más que una disciplina espiritual: es una relación viva con Dios. A
través de la oración, hablamos con Él, lo escuchamos y permanecemos en su
presencia. No se trata de decir palabras correctas ni de repetir fórmulas, sino de abrir el corazón con sinceridad.

En medio del ruido del mundo moderno, desarrollar una vida de oración constante
puede ser desafiante, pero también es profundamente transformador. La oración nos ofrece una vía para experimentar el amor, la sabiduría y la paz de Dios. Es en ese
espacio donde somos moldeados por Él y donde podemos entregarle nuestras
alegrías, miedos, cargas y anhelos más profundos.

El objetivo no es “orar más” sino vivir cada día más conscientes de la presencia de Dios. El ritmo de oración no busca añadir más actividad, sino abrir espacio para escuchar, descansar y vivir con propósito. Cada momento de oración puede ser un lugar de encuentro con Dios, donde somos conocidos, sanados y enviados con su amor al mundo.

El camino de oración se compone de cuatro etapas que se entrelazan:
1.⁠ ⁠Hablar a Dios:
Comenzamos orando con palabras ya escritas como el Padrenuestro o los Salmos.
2.⁠ ⁠Hablar con Dios:
Expresar con nuestras propias palabras lo que llevamos dentro. Esto incluye:
•⁠ ⁠Gratitud: por todo lo bueno que Dios ha hecho.
•⁠ ⁠Lamento: por lo que duele o nos preocupa.
•⁠ ⁠Petición e intercesión: cuando pedimos por nosotros mismos o por los demás.
3.⁠ ⁠Escuchar a Dios:
La oración también implica silencio. Aprendemos a reconocer su voz por medio de la
Biblia, la conciencia, los sentimientos, o imágenes mentales.

4.⁠ ⁠Estar con Dios:
Finalmente, nos abrimos a la contemplación, un espacio de amor sin palabras,
simplemente permaneciendo ante Dios. En esta etapa, más que hablar, descansamos
en su presencia.

Estas etapas no son lineales ni exclusivas, sino movimientos en los que podemos fluir
según el día o nuestra necesidad. En la Biblia encontramos muchos ejemplos de oraciones que podemos usar de inspiración. Esto lo aprenderemos en el desafío.