Buscando lío – Ezequiel Fattore

Primero viene la acción y después la motivación. Jesús no vivía por el aplauso lo movía la visión. Que a partir de hoy busques líos donde hay que buscarlos y le pongas propósito a los problemas.

Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta: «Digan a la hija de Sión: “Mira, tu rey viene hacia ti, humilde y montado en un burro, en un burrito, cría de una bestia de carga”». Los discípulos fueron e hicieron como les había mandado Jesús. Llevaron la burra y el burrito, y pusieron encima sus mantos, sobre los cuales se sentó Jesús. Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino. Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: —¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas! Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. —¿Quién es este? —preguntaban.—Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea —contestaba la gente. Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.«Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones”». Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron. Mateo 21: 4-15

No huyas de los problemas

Hay algo interesante en el carácter de Jesús, que no huía de los problemas. Cada vez que encontraba una circunstancia incómoda decidía no huir de ello. ¿Cuántos de nosotros miramos hacia otro lado en el momento que las circunstancias se ponen incómodas? Y terminamos huyendo de los problemas o de nuestro propósito.

Los problemas no se acomodan solos, las situaciones pueden esquivarse pero no se van a resolver así. Muchas veces nos aborda el síndrome del impostor, creemos que en algún momento nos van a “descubrir” y la gente se dará cuenta que “no soy tan bueno”. A veces creemos que quedarnos en la zona de comodidad es más fácil, pero puede terminar matándonos igual.

Jesús entró a la ciudad en un burro. Los burros no son los animales más habilidosos pero son determinados y tercos. Tal vez no se trata de tener todas las habilidades, sino de personas determinadas y capaces de ir hacia adelante a cumplir las cosas que nos fueron dadas para que Jesús entre en la vida de las personas. 

Recuerda la visión

Primero viene la acción y luego la motivación. En el medio de hacer las cosas puedes encontrar la motivación correcta. Jesús nunca buscaba una vida cómoda, tampoco buscaba los aplausos. Nos enseñaron de pequeños a vivir por el aplauso, pero quien vive por los aplausos, muere por la falta de ellos. 

Había algo más fuerte que motivaba a Jesús y era la visión. Establecer una visión le da al dolor un propósito, entonces todo lo que estas viviendo tiene sentido. A nadie le gusta el dolor, lo que generalmente nos gusta es el resultado que viene detrás del dolor. Jesús dice: me voy a meter en los pero hay una razón detrás de lo que estoy haciendo.

La mayoría de las personas que han encontrado el sentido de sus vidas se sienten estresadas. El sentirse estresado muchas veces puede significar una vida con propósito. Generalmente lo que más te preocupa, es lo que te da propósito. Elegir una vida simple, sin problemas te puede llevar a vivir una vida sin sentido ni propósito.

Enójate con propósito

Jesús se encontró que había personas que vendían animales que serian usados para ofrecer sacrificios para obtener el perdón de Dios. El discurso de Jesús siempre fue de paz, pero eso no significaba que no hubiera enojo. Jesús vino a cambiar esa narrativa: las riquezas son las eternas, se subía sirviendo a otros, se avanzaba amando y perdonando. Todo esto enojaba a muchos.

Cuando Jesús se enoja, empieza a tomar acciones. El problema no es enojarse, es lo que haces con tu enojo. Jesús se enojó, pero su enojo transformó este mundo en un mejor lugar. Elige las batallas que realmente valgan la pena luchar. Tu enojo debe ir detrás de lo que otros están sufriendo.

Tu propósito está escondido detrás de aquellas cosas que amas, lo que harías aún si no te pagaran para hacerlo, pero a veces se esconde detrás de aquello que te enoja. Si te ofende algo, si te duele una situación y piensas que alguien debe cambiar las cosas, ese alguien eres tu. Hay algo en tu vida por lo que vale la pena enojarse. La idea es que tu enojo haga de este mundo un mejor lugar.

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